Las pastillas me encantan. Las tomo con ese agrado de dulces para un niño como yo.
La mirada revolotea.
Perdida en mis adentros, la calma se inquieta a plazos.
Hay silencios violentos cuando las palabras se volcan y hay muchas pastillas.
Por eso me encantan las suaves náuseas de la mañana.
Tomar sorbos de agua
y tragar una buena cantidad insuficiente de palabras.
Witty Boy
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